Partiendo de que el miedo es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario como dice la Wikipedia, quiero exponer mis temores más frecuentes durante este confinamiento tomando en cuenta precisamente esas dos alternativas, lo real y lo imaginario.
Estos son mis demonios, los que trabajan en la madrugada:
El primero: "lo que sea que este allá afuera", ese diablillo que me susurra al oído que me voy a contagiar, que voy a enfermar, que mi estado de salud por ser vulnerable puede empeorar haciendo de la madrugada un infierno interminable hasta que culmine el día.
El segundo: "lo vas a perder todo" este se posa al filo de la cama, me mira fijamente, es inmóvil , estático, es frío, su hielo me tensa y de solo escucharle también me paraliza.
El tercero: "la sombra" todo lo que veo se mueve con luz tenue, incluso a oscuras, esa constante repetición, un mimo sin rostro que es mi otra versión.
Pero llega el día con una nueva opción; elegir vivir bajo la sombra o liberarme por completo del temor mediante la fe, la esperanza y el amor.